En estos días se ha sabido en definitiva los resultados de la licitación eléctrica patrocinada por el Ministerio de Energía para el suministro, por un período de 20 años, a partir del año 2021.
Ha sido para muchos, en primera instancia, una gran sorpresa el resultado de ésta y específicamente los precios logrados: un promedio de US$ 48 el MW/h y también la entrada no menor de generadores en base a Energías Renovables No Convencionales (ERNC). Más aún estas últimas con valores ofertados del orden de US$ 29 el MW/h., favorecidas en su viabilidad por la consideración de adjudicar bloques horarios.
Pero todo requiere de un análisis en detalle respecto de las alternativas y variables que hoy están presentes en el mercado del desarrollo de proyectos y que claramente lo estarán durante los próximos años.
Por una parte respecto a la generación solar, del tipo que sea y eólica, todos sabemos que por condiciones naturales de disponibilidad de sol y viento no aseguran suministro continuo, por lo tanto en esos casos deberá haber un respaldo para los períodos diarios de baja de otro tipo de generación, que en el caso del norte de nuestro país podrá ser carbón o diésel, con sus características propias y tan cuestionadas emisiones, considerando que según la información disponible los precios dejaron fuera al gas.
Por otro lado sería muy bueno poder contar con información, al menos general, respecto a la definición y oferta tan baja de precios, con el solo propósito de tener cierto grado de certeza que en la práctica así será y que la rentabilidad de los proyectos no se verá mayormente afectada, de manera que pudiera eventualmente hacer vulnerable su viabilidad. ¿De donde vendrá esa brutal baja en los costos?
Está claro que la tecnología ha avanzado y hoy hay valores menores, pero sin embargo quizás no necesariamente cubran la totalidad de la reducción, por lo tanto es normal pensar que tendría que haber una disminución en los costos de la construcción de los proyectos y esto asociado esencialmente en los costos de los contratistas y desarrolladores. Ojalá se pueda, pero si así fuera el terreno no será fácil y con una reforma y nueva Ley Laboral que también podrá tener sus efectos que quizás no apunten necesariamente a la reducción de costos.
Puede ser de relevancia poder saber y tener un cierto grado de información respecto a los proyectos que han comprometido o se tienen considerados por las empresas adjudicadas para satisfacer el suministro acordado y asignado, de manera de permitir abordar las variables presentes en cada uno de ellos con mucha anticipación. Todos sabemos la cierta dificultad que existe en la actualidad para la materialización de los proyectos y que la aprobación ambiental ha dejado de ser suficiente y ha pasado a ser solo necesaria y que la clave está en tener en forma concreta los acuerdos para el desarrollo de la construcción y operación. En la zona centro sur del país ha habido variados proyectos que aprobados ambientalmente, por diferentes razones, no han podido construirse y ahí aparecen los temas relativos a extensos procesos de judicialización, temas regulatorios y lo que más ha influido, los temas relacionados con acuerdos sociales, comunitarios y en forma especial en los casos de presencia de comunidades indígenas.
Ojalá todo salga en forma correcta por el bien de todos, pero adicional a lo satisfactorio de la entrada de las ERNC, quizás hay que seguir insistiendo y en forma clara y rigurosa en la utilización del recurso hídrico para generación, de gran potencial en la zona centro y sur del país y también es limpio, renovable, no consuntivo y a valores de precio atractivos.
En los resultados publicados de la licitación suena bien y en el papel también se ve bien, vestido de un impacto social por la potencial disminución de los costos para el consumo domiciliario, pero deben haber muchas vueltas más que darle al tema para asegurar su cumplimiento, que es lo que espera la gente y no todo es precio.
William Gysling
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